Resulta muy común en la consulta que los padres de niños diagnosticados con TEA se preocupen por las estereotipias que presentan sus hijos.
Las estereotipias se consideran “movimientos involuntarios, no propositivos, coordinados y rítmicos que se realizan de forma idéntica en cada repetición” (Pérez-Dueñas, 2010). Además, estos movimientos pueden ser eliminados cuando el niño se distrae y no impiden realizar otra actividad motora.
Asimismo, es importante destacar que las estereotipias están presentes no solo en los niños con TEA sino en niños con un desarrollo neurotípico también. De hecho, se puede establecer que existen dos tipos de estereotipias: primaria o fisiológicas y secundarias o patológicas. Las primarias son aquellas que se dan en niños con un desarrollo psicomotor normalizado y las secundarias ocurren en niños con trastornos neurológicos (Pérez-Dueñas, 2010).
En el caso de los niños TEA las estereotipias van aumentando conforme avanzan en edad, sin embargo, en los niños con un desarrollo neurotípico su incidencia máxima ocurre a los 3 años y luego van disminuyendo o desapareciendo (MacDonald et al., 2007).
Algunas de las estereotipias más comunes son:
- Balanceo.
- Muecas faciales.
- Dar saltos.
- Correr en círculos.
- Aleteo de manos.
- Dar palmas.
- Andar de puntillas.
- Chasquear los dedos.
- Frotarse las manos.
Algunos niños pueden presentar una o varias estereotipias a la vez y a lo largo del tiempo. Pero ¿con qué propósito lo hacen los niños?
Lo importante es saber que las estereotipias son movimientos que no tienen un propósito determinado. Esa es una de sus características principales. Sin embargo, aunque visualmente no parezcan tener ninguna funcionalidad, sí que parece ser que a los niños les produce cierta gratificación. Principalmente, los niños las repiten por las siguientes razones:
- Exceso o defecto de estímulos. Hay veces que el niño detecta una sobreestimulación en el entorno: mucho ruido, mucha luz, mucha gente… y hay veces que no perciben casi estimulación en el contexto. En cualquier caso, acuden a la estereotipia para autorregularse, ya sea para tranquilizarse o para encontrar estimulación.
- Dificultad de gestión emocional. Puede ser que el pequeño esté enfrentándose a una situación que le genera estrés o ansiedad y la estereotipia sea la única forma que encuentren para autorregularse. Se puede observar bastante cuando sienten mucha alegría o mucho enfado.
- Falta de identificación del dolor. En otras ocasiones, los niños con TEA sienten algún tipo de dolor físico que no pueden o no saben identificar y la única forma que encuentran de regularse es la estereotipia.
Con todo ello, la pregunta que surgiría es: ¿son buenas entonces las estereotipias?
La respuesta es compleja. Aunque sí es cierto que a los niños les produce cierta gratificación, sería interesante que esta gratificación la encontraran en otros recursos que fueran más adaptativos y funcionales. Y es que las estereotipias en muchas ocasiones desvían la atención del niño del contexto o la tarea que estén realizando y dificultan las relaciones sociales. Por ello, es importante ir trabajando de forma terapéutica con el pequeño para que encuentre una alternativa de autoestimulación más apropiada.
Bibliografía:
- Eymann, A., Lukich, M. V., Yofre, M. S., Llera, J., & Maxit, C. (2013). Prevalencia de estereotipias en pacientes sin enfermedades crónicas. Revista chilena de pediatría, 84(3), 262-267.
- MacDonald, R., Green, G., Mansfield, R., Geckeler, A., Gardenier, N., Anderson, J., … y Sánchez, J. (2007). Stereotypy in young children with autism and typically developing children. Research in Developmental Disabilities, 28(3), 266-277.
- Nieto, C., Huertas, J. A., Ardura, A., & Valdez, D. (2009). Estereotipias motoras,¿ un modo de acomodarse a la actividad?: un estudio comparativo entre niños con distintas alteraciones del desarrollo. Infancia y Aprendizaje, 32(1), 65-80.
- Pérez-Dueñas, B. (2010). Estereotipias primarias en pediatría. Anales de Pediatría Continuada, 8(3), 129-134.