La diversidad funcional

Son muchas las ocasiones en la última década que hemos oído hablar del concepto de diversidad funcional. Pero, ¿qué es realmente la diversidad funcional?

¿Qué es la diversidad funcional?

Hablamos de diversidad y no de discapacidad. Este concepto ha ido evolucionando a lo largo de los años en la literatura científica y médica.

Actualmente se usa el término diversidad funcional para referirse a personas que funcionan de una manera que no es la habitual (Ferreira, 2010), y en este concepto se engloban mil y una maneras de funcionar. No se trata así de que estas personas no tengan capacidad para algo, sino que su capacidad se enfoca de una manera diferente a lo que es típico.

Un colectivo históricamente discriminado

Las personas con diversidad funcional (o con discapacidad, como tradicionalmente se conocían) han sido discriminadas a lo largo de la historia (Romanach y Lobato, 2005). Han sido consideradas como personas limitadas que no podían llegar a tener una vida normal o que no merecían si quiera el esfuerzo de intentar que superasen sus barreras, porque muchas veces las barreras se las ponía la sociedad. Bien es cierto que en los últimos años se ha adquirido un nivel de concienciación mucho mayor y que actualmente se apuesta por un modelo de inclusión social.

Tipos de diversidad funcional

Se establece que existen cinco tipos de diversidad funcional: física o motora, auditiva, visual, intelectual y psíquica y multisensorial.

  1. Física o motora: implican una dificultad para realizar ciertos movimientos (problemas para desplazarse, para mantener el equilibrio, problemas relacionados con el lenguaje…). Estas dificultades pueden ser prenatales, perinatales o postnatales (por ejemplo, un accidente o una patología).
  2. Auditiva: supone, de alguna manera, una pérdida de audición. Ésta puede ser profunda (cofosis o sordera) o una hipoacusia, unilateral (un solo oído) o bilateral (los dos oídos). La causa puede ser congénita o derivada de alguna otra enfermedad.
  3. Visual: se trata de una diversidad en la percepción visual. Puede ser una ceguera total o parcial. Su causa puede ser congénita o adquirida.
  4. Intelectual y psíquica: la diversidad de tipo intelectual tiene que ver con un nivel cognitivo inferior a lo que se espera y que comporta problemas de aprendizaje o de adaptación. La diversidad psíquica afecta al comportamiento funcional y adaptativo (comunicación, habilidades sociales…) pero el nivel intelectual no se ve afectado.Ambos tipos de diversidad pueden deberse a condiciones genéticas, a traumatismo craneoencefálicos, desnutrición.
  5. Multisensorial: se da cuando coexisten problemas auditivos y visuales. Existe la sordoceguera congénita (desde el nacimiento) o la adquirida.

En todas ellas, se produce lo que hemos mencionado anteriormente, y es una forma de funcionar diferente a lo que es frecuente. Una persona con ceguera total no logra ver lo que frecuentemente sí ven las personas que no presentan dicha diversidad. Una persona con espina bífida no es capaz de moverse con la misma facilidad que frecuentemente se mueve una persona sin dicha diversidad. Y esa diversidad puede presentarse en un área y no en otras. Es decir, una persona con cofosis (sordera) presenta diversidad en la audición, pero puede tener un buen desarrollo comunicativo y social. Por otro lado, hay ocasiones en las que hay comorbilidad entre varios tipos de diversidad (una persona con cofosis y con diversidad intelectual, por ejemplo).

Referencias bibliográficas

  • Ferreira, M. A. (2010). De la minus-valía a la diversidad funcional: un nuevo marco teórico-metodológico. Política y sociedad, 47(1), 45-65.
  • Romañach, J., y Lobato, M. (2005). Diversidad funcional, nuevo término para la lucha por la dignidad en la diversidad del ser humano. Foro de vida independiente, 5, 1-8.