Se estima que aproximadamente un 30% de los niños presentan un trastorno relacionado con el sueño. Y esto supone un enorme problema, ya que el sueño es una actividad neurológica y neurovegetativa básica para el correcto funcionamiento adaptativo de los seres humanos; y es que concretamente en la infancia, el sueño juega un papel fundamental en el desarrollo infantil.
En los adultos, el ritmo del sueño es circadiano (cerca de un día) y en el caso de los recién nacidos es en periodos de 3 o 4 horas (lo que se denomina ultradianos). A partir de los tres meses, el ritmo se va alargando progresivamente. Así, al año de nacidos la media de sueño es entre 12 y 13 horas, y de los seis a los diez años la media de horas de sueño es de 10 horas al día.
Asimismo, los trastornos del sueño pueden causar en los niños problemas emocionales, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, obesidad, alteraciones del sistema inmune, enfermedades cardiovasculares, patologías relacionadas con el crecimiento, bajo rendimiento escolar, trastornos del aprendizaje… Y, por el contrario, tener un sueño adecuado ayuda a:
- Mejorar el proceso de memoria, aprendizaje y funciones ejecutivas.
- Desarrollar adecuadamente el proceso atencional.
- Fortalecer el sistema inmune.
- Mejora la correcta gestión emocional.
- Contribuir al correcto desarrollo de las hormonas del crecimiento.
Antes de entrar en las recomendaciones que te hacemos para conseguir una buena higiene del sueño, vamos a explicar brevemente en qué consisten las fases del sueño. Hay dos fases principales: fase REM o MOR (Rapid Eye Movement en inglés, o Movimiento Ocular Rápido en español), y la fase NO REM.
- La fase NO REM es una etapa de transición entre la vigilia y el sueño y ocurren en ella cuatro procesos distintos:adormecimiento, sueño ligero, transición hacia el sueño profundo y sueño delta (ésta resulta esencial para la correcta recuperación física).
- La fase REM es una etapa en la que el cerebro se encuentra muy activo; la frecuencia cardiaca y respiratoria es muy alta. Esta fase es fundamental para la correcta regeneración cerebral y la reparación de moléculas; por lo que el proceso de aprendizaje aquí es muy importante.
Bien, en total son cinco fases: cuatro de NO REM y una de REM. Esas cinco fases duran apróximadamente 90 minutos (las cuatro primeras unos 60 minutos, y la de REM unos 30) y se estima que debemos hacer en una noche un mínimo de cinco ciclos completos. Por eso es muy importante dar tiempo a que esto suceda.
Por todo ello, es muy importante que los niños tengan una buena higiene del sueño, y te vamos a dar algunas recomendaciones para conseguirla:
- La hora de acostarse debe ser siempre la misma. Debemos tener una rutina de sueño adecuada, en la que la hora de irse a dormir resulte predecible para tu sistema nervioso, así tus ritmos de sueño serán mucho más regulares y sanos. En el caso del fin de semana, sí que es cierto que la hora de acostar a los niños puede variar, aunque debemos intentar que ésta no se distancie demasiado de la hora habitual entre semana (ésta no debe variar más de dos horas).
- Debemos incentivar la autonomía del sueño. No debemos relacionar la hora del sueño con papá y/o mamá. Tenemos que intentar que el niño se duerma solo, porque así es mucho más fácil para él que si se despierta de noche por un mal sueño o para ir al baño, luego pueda volver a dormirse solito sin ningún problema. Pero, si por el contrario, nos dormimos siempre con ellos en su cama o ellos en la nuestra y luego los pasamos a la suya, no estamos logrando esa correcta autonomía en el sueño.
- Mantén un entorno cómodo. No tengas la cama del niño llena de juguetes o las luces frías o demasiado intensas. Es mejor crear un entorno de luces cálidas.
- Asegúrate de que el niño relaciona su habitación con el descanso y no con otras actividades estimulantes. Es preferible que el niño no se acueste durante el día a jugar en la cama o incluso a hacer tareas en ella. El objetivo es lograr que el niño establezca una buena relación entre su cama y descanso.
- Evita las pantallas en la habitación. Es muy habitual que le pongamos la televisión al niño/a antes de dormir o incluso le damos la tablet para que juegue. El uso se pantallas antes de dormir se correlaciona directamente con una peor conciliación y mantenimiento del sueño. Los niños que usan pantallas tienen más del doble de posibilidades de tener un sueño inadecuado.
- Cena pronto. Que el niño cene 15 minutos antes de ir a dormir no es buena idea, ya que la digestión va a dificultar la correcta conciliación del sueño y facilitar su interrupción.
Con todo ello, te queremos recordar la importancia de un buen descanso, no solo para tu hijo, sino también para ti, ya que para nadie es un secreto que si nos encontramos descansados tenemos mucha más energía y podemos dar mucho más de nosotros mismos.
Bibliografía consultada:
- Cladellas i Pros, R., Clariana, M., Gotzens Busquets, C., Badia Martín, M., y Dezcallar Sáez, T. (2015). Patrones de descanso, actividades físico-deportivas extraescolares y rendimiento académico en niños y niñas de primaria. Revista de psicología del deporte, 24(1), 0053-59.
- Martínez Béjar, M. P. (2019). El descanso como rutina escolar en niños de 3 a 6 años para el manejo de sus emociones (Bachelor’s thesis, Universidad Casa Grande. Facultad de Ecología Humana, Educación y Desarrollo).
- Masalán, M. P., Sequeida, J., y Ortiz, M. (2013). Sueño en escolares y adolescentes, su importancia y promoción a través de programas educativos. Revista chilena de pediatría, 84(5), 554-564.
- RODRÍGUEZ, A. S., y GARCÍA, B. R. (2005). Hábitos de sueño en la revisión del niño sano. Bol pediatr, 45, 17-22.
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