¿Cómo enseñar a mi hijo/a a escuchar? ¿por qué es importante?

La escucha activa es una habilidad fundamental en nuestras relaciones sociales y en la vida cotidiana. Aunque a veces puede parecer que estamos escuchando, en realidad, muchas veces estamos simplemente esperando nuestro turno para hablar o pensando en otras cosas. Y en los niños y niñas esto sucede bastante. La escucha activa se trata de estar completamente presente y atento a la persona que está hablando, con el fin de comprenderla mejor y construir relaciones más fuertes y significativas. 

¿Qué es la escucha activa?

La escucha activa es un proceso de comunicación en el que se presta atención a lo que la otra persona está diciendo, se comprende su mensaje y se responde de manera adecuada. Implica escuchar sin prejuicios ni interrupciones, estar atento a los gestos y lenguaje corporal, y hacer preguntas claras para aclarar cualquier malentendido. La escucha activa es un proceso importante en nuestras relaciones interpersonales, ya que nos ayuda a construir relaciones más sólidas y significativas.

La escucha activa es importante por varias razones. En primer lugar, nos ayuda a comprender mejor a la persona que está hablando y a entender sus necesidades y preocupaciones. Esto puede ayudarnos a mejorar nuestra comunicación y resolver conflictos de manera más efectiva.

Además, la escucha activa puede ayudar a fortalecer nuestras relaciones interpersonales. Cuando alguien se siente escuchado y comprendido, es más probable que confíe en nosotros y esté dispuesto a compartir sus pensamientos y sentimientos con nosotros en el futuro. La escucha activa también puede mejorar nuestra empatía, lo que nos ayuda a ser más comprensivos y compasivos hacia los demás.

Consejos para trabajar la escucha activa en los niños

Los niños también pueden beneficiarse de la escucha activa y es muy importante que desde que son bien pequeñitos se les vaya incentivando en esta habilidad social. Aquí hay algunos consejos para ayudar a los niños a desarrollar la escucha activa:

  1. Escucha sin interrupciones: Enséñale a tu hijo a escuchar sin interrumpir, dejando que la otra persona termine de hablar antes de responder. Muchas veces en las sesiones de terapia usamos elementos físicos, puedes hacerlo tú también en casa. Por ejemplo: coge un objeto que sea significativo y establece la norma de que quien tenga ese objeto es quien tiene la palabras y el resto debe escuchar.  También puedes practicar contando cuentos y luego haciéndole preguntas acerca del cuento.
  2. Muestra interés: Anima a tu hijo a mostrar interés en lo que la otra persona está diciendo, haciendo preguntas y prestando atención a los detalles. Sé su ejemplo y mientras el niño o la niña te cuenta lo que ha hecho durante el día, tú ve haciéndole preguntas para que note tu interés.
  3. Usa el lenguaje corporal adecuado: Enséñale a tu hijo a prestar atención al lenguaje corporal de la otra persona, ya que esto puede dar pistas importantes sobre lo que está sintiendo. Por ejemplo, cuando estés viendo una peli con él o ella, resalta los gestos o el lenguaje no verbal de los personajes.
  4. Aclara cualquier malentendido: Si hay algún malentendido, asegúrate de que tu hijo haga preguntas para aclarar la situación. No grites ni finalices las discusiones sin haberte comunicado adecuadamente.
  5. Modela el comportamiento: Finalmente, es importante que los padres y madres modelen el comportamiento de escucha activa. Asegúrate de escuchar atentamente a tu hijo y a los demás, y de hacerles preguntas claras para entender mejor sus puntos de vista. Sé su mejor ejemplo de escucha activa.