¿Por qué los amigos son tan importantes para los adolescentes?

Muchas veces hemos escuchado aquello de que la adolescencia es un proceso casi dramático en el que las personas se vuelven rebeldes, calamitosas o egoístas. Y esto va acompañado de la percepción por parte de los padres de que comienzan a ser secundarios en la vida de sus hijos. Incluso, muchos padres y madres detectan que se convierten en una especie de “enemigos” de sus hijos.

Y esto no deja de estar tan alejado de la realidad, y es que en la adolescencia el grupo de iguales cobra especial importancia.

Este hecho viene acompañado de que en los adolescentes surge la necesidad de sentirse personas independientes de sus padres, con sus propias opiniones y criterios (Kimmel y Weiner, 1998). Pero ojo, esto no es malo. Al contrario, es muy saludable que los adolescentes comiencen a desarrollar su propio sistema de creencias, basado en sus experiencias personales, las relaciones que establece, los valores inculcados por su entorno familiar… En definitiva, los chicos y chicas quieren sentirse autónomos, y esto es natural y saludable.

Bien, es desde esa necesidad de independencia de donde surge la gran importancia que adquieren los amigos. La amistad es considerada por ellos como una relación duradera, caracterizada por la confianza, la comunicación, la intimidad, el afecto y el conocimiento mutuo, donde se exploran áreas en las que ambos comparten interés (Giró, 2011). Así, los adolescentes diferencian dos tipos de amigos: los amigos “amistosos”, que son aquellas personas con las que existe una relación agradable pero no existe un alto nivel de confianza; y, por otro lado, existen los amigos de verdad, con los existe un alto grado de intimidad y de confianza (De La Rúa, 2003). En cualquier caso, todos estos amigos son muy importantes para ellos.

Esta importancia nace precisamente de sentirse identificado con sus iguales, y es que no hay que olvidar que los adolescentes se encuentran en una etapa de cambios continuos. No solo cambios físicos y hormonales, sino cambios en su sistema de creencias y en su personalidad. Por ello, necesitan sentirse identificados con personas que estén experimentando esos mismos cambios. Así, los amigos son una fuente de comprensión y apoyo.

Ahora bien, que los iguales cobren importancia no significa que los padres dejen de tenerla. De hecho, la familia es durante toda la vida el contexto educativo, socializador y transmisor de valores más importante (Sánchez, Gutiérrez y Casado, 2008).

¿Qué debo hacer para continuar siendo importante para mi hijo?

Importante lo eres. Continúas siendo la persona más influyente en la vida de tu hijo. Ahora bien, en esta etapa te puedes convertir en una especia de antagonista en la vida de tu hijo. Como sabes, el adolescente busca independencia y busca establecer relaciones estrechas con sus amigos. Si actúas como apoyo en todo este proceso, los conflictos con tu hijo serán escasos. Si por el contrario intentas ejercer control, el resultado es una sucesión de discusiones y conflictos (Miranda y Pérez, 2005).

Los adolescentes están en este proceso de transición, y consideran a sus amigos imprescindibles en este proceso de crecimiento y desarrollo personal (Elzo, 2000).

Por todo ello, es muy importante que aquello que buscan en sus iguales, podamos ofrecérselo nosotros también. Se trata no comunicarnos con ellos (comunicarnos no es interrogarles), apoyarles, ofrecerles nuestra comprensión y confianza y mostremos aceptación hacia sus amigos. Esta última parte es primordial, ya que, si queremos que nuestros hijos forjen relaciones sociales sanas, debemos conocer cómo establece esas relaciones. Por ello, debemos ser partícipes de ese círculo de amistad. Así, estaría bien que invitemos a sus amigos a venir a casa, que nos interesemos por saber lo que nuestro hijo nos quiera contar de ese amigo, que les ofrezcamos diferentes alternativas de ocio para que realicen… Eso sí, si tu hijo te cuenta que su amigo X hizo tal cosa que no es de tu agrado, no puedes entrar a juzgar a su amigo. ¿Por qué? Porque tu hijo se va a sentir juzgado y no va a querer abrirse a contarte cosas. Por ello, si detectamos que sus amigos están haciendo algo que creemos que está mal hecho, debemos hablarlo con nuestro hijo de forma tranquila y comprensiva, razonando con este el motivo por el cual está mal eso que están haciendo.

En definitiva, aunque en la adolescencia los amigos son especialmente importantes, la familia continúa siendo el contexto de mayor influencia para ellos. Por eso, debemos mostrar apoyo y comprensión.

Referencias bibliográficas:

  • De la Rúa, A. D. F. (2003). La dinámica de las redes de amistad. La elección de amigos en el programa Erasmus. REDES. Revista hispana para el análisis de redes sociales, 4.
  • Elzo, J. (2000). El silencio de los adolescentes: Lo que no cuentan a sus padres. Madrid: Temas de Hoy. Colección Vivir Mejor.
  • Giró, J. (2011). Las amistades y el ocio de los adolescentes, hijos de la inmigración. Papers, 96(1), 77-95.
  • Kimmel, D. y Weiner, I. (1998) La adolescencia: una transición al desarrollo. Barcelona: Ariel Psicología.
  • Miranda, A. y Pérez, J. (2005) Socialización familiar, pese a todo. Libro de ponencias. Congreso Ser Adolescente Hoy (339- 350) Madrid: Fundación ayuda contra la drogadicción.
  • Sánchez, M. M., Gutiérrez, R. B., Rodríguez, J. M., y Casado, M. P. (2008). Influencia del contexto familiar en las conductas adolescentes. Ensayos: Revista de la Facultad de Educación de Albacete, (23), 391-408.